La meteorización y la erosión tallan, pulen y cincelan lentamente las rocas, convirtiéndolas en obras de arte en constante evolución, y transportan los restos al mar.
Ambos procesos son independientes, pero no tienen lugar el uno sin el otro. La meteorización es el fenómeno químico y mecánico que rompe y esculpe las rocas; la erosión, sin embargo, arrastra los fragmentos restantes, llevándolos lejos.
Al trabajar juntos crean maravillas naturales, como las altas rocas de las montañas o los vastos desiertos, pasando por esculturales acantilados que son golpeados por las aguas violentas de los océanos.
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